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El esplendor perdido del Campus Sur

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Beatriz Castro / Periodista





DESTACA el catedrático y exrector de la USC Darío Villanueva, que ayer ofreció una conferencia en el Ateneo de Santiago, la impresionante labor que realizó Alejandro Rodríguez Cadarso durante los apenas dos años que estuvo al frente de la universidad compostelana en los tiempos de la II República, concretamente entre 1931 y 1933. Entrar en detalles en tan pocas líneas es una misión imposible, pero cabe destacar que el Campus Sur -hoy Vida- empezó a conformarse durante su breve mandato, aportando a la ciudad un espacio verde excepcional salpicado por construcciones bellísimas, entre ellas la residencia estudiantil que lleva su nombre y los colegios San Clemente y Fonseca. La historia y obra del médico y político noiés nos debería hacer reflexionar en la actualidad sobre las obras que se acometieron posteriormente en el Campus Sur, jalonado hoy por algunas facultades y edificios de estética más que dudosa, y sobre el incomprensible abandono que reina, desde hace ya muchos años, en un enclave que debería estar siempre inmaculado. Por el contrario, los residentes y viandantes solo encuentran bancos rotos, farolas descascarilladas, aceras levantadas, jardines a monte, papeleras sucias y paseos mal iluminados. En cuanto al bellísimo estanque central, mejor es no hablar, porque lleva mucho tiempo convertido en un estercolero. Es duro reconocerlo, pero parece que los urbanistas, arquitectos y políticos de hace casi un siglo construían mejor, planificaban con más tino los nuevos espacios y hasta eran mucho más elegantes al levantar inmuebles que hoy, como ocurre con el colegio Rodríguez Cadarso, contemplamos con admiración por su belleza y estilo. Hace ya casi un siglo que el brillante exrector falleció tras un corto mandato al frente de la USC. Seguramente el mejor homenaje que podríamos rendirle es devolver al Campus Sur la estética y el esplendor que jamás debió perder.





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