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Teresa Adrán, “Rameau: la ópera en Francia”, en “Ateneo Barroco”

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Primera actividad del “II Festival Ateneo Barroco”, con el aval de “O teu Xacobeo”, la “Diputación de A Coruña”, la “USC” y el Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Santiago, con la charla de Teresa Adrán, que se ofrece en la Sede del Ateneo- 20´00h.-,dedicada a una de las figuras que articulan la cita de esta convocatoria, Jean Philippe Rameau, del que tendremos abundantes noticias a través de los conciertos en cartel. Teresa Adrán, licenciada en Historia y Ciencias de la Música, en la Universidad de Oviedo, y con un Grado Profesional de piano, por el Conservatorio de Lugo, mantiene una intensa actividad profesional en el ámbito de la cultura, compaginada con las colaboraciones en reconocidos medios, siendo redactora de la publicación “Platea Magazine”, “Bachtrack for Classical Music”, ampliable a los asesoramientos en proyectos como “Programa de antemano”, de la “Soc. Filarmónica de Lugo” y en “Senetiqueta” de la “OSG”. Fue presentadora del “Festival de Música Cidade de Lugo”. Participó en el” Simposio de Análisis Música y Significado”, de la “Universidad Int. Menéndez Pelayo. Son habituales sus aportaciones en notas al programa de mano de nuestras orquestas, de los ciclos de Lied, del Festival Via Stellae y desde 2003, es profesora de música de la “ESO”

Jean Philippe Rameau, bastión de la música francesa y artista que vivió hasta el agotamiento la llamada “Querelle des Bouffons”, será tratado en esta charla desde la perspectiva de una necesaria aproximación para comprender al artista y a su época. Wndy Heller, nos plantea algunas razones de peso: Tanto el príncipe Carigan, como la Populinière, se convirtieron en mecenas de quien sería el compositor más importante de la Regencia y del reinado de Luís XV Jean Philippe Rameau ((1683- 1764). Es increíble que Rameau alcanzase la más alta fama a una edad ya avanzada como compositor de ópera, puesto que sus innovaciones intelectuales habían tenido principalmente en el campo de la teoría musical. Antes, la mayoría de los autores de bajo cifrado, habían venido enseñando que los acordes y las progresiones armónicas eran manifestaciones verticales de un proceso principalmente horizontal. Rameau, al contrario, estaba interesado en explicar cómo se relacionaban unos acordes con otros.”

“Rameau, pasó los primeros años de su carrera principalmente como compositor de obras para instrumentos de tecla y música de cámara siguiendo el modelo de Couperin y adquiriendo conocimientos de música italiana de primera mano cuando era joven. De hecho, siendo ya mayor se lamentaba de no haber tenido la oportunidad de afinar su gusto con otra estancia en Italia. Poco después de su cincuenta aniversario, emprendió un camino nuevo al presentar su ópera “Hyppolite et Aricie” (1733), en la ópera parisina. Consideraba su estudio previo de la música como parte fundamental de su cualificación. Seis años antes de esta ópera, escribió al libretista Antoine Houdar de La Motte, que era deseable que se escogiese para los escenarios un músico que hubiese estudiado la Naturaleza, antes de pintarla y que, a través de su aprendizaje, supiese cómo elegir los colores y las tonalidades que su intelecto y su gusto le hacen sentir que están relacionados con las expresiones requeridas.”

“El sentido del color, del timbre, de Rameau, queda reflejado en la riqueza de su lenguaje armónico, que conmocionó a los oyentes acostumbrados a la relativa blandura del estilo de J.B.Lully. Usa acordes más complejos, con sextas y novenas añadidas, empleando tonalidades extremas tanto hacia el lado de los bemoles como de los sostenidos en el espectro armónico. No es sorprendente por tanto, encontrar melismas italianizantes y algunas “arias da capo”, en las óperas del autor. De hecho, en sus “tragédies en musique” se apartó lo suficiente del modelo de Lully, como para verse envuelto durante la década de 1730, en una controversia que le llevó a un duelo con Pierre-Charles Roy, el libretista de “Les éléments”. Las denuncias de los “lullystas”, que en su mayoría no eran músicos profesionales, decían que las ópera de Rameau, eran demasiado ilustradas, que nada fluía con “naturalidad”, que había demasiadas disonancias y ruido, y que cuando empezaba una melodía agradable, terminaba muy rápido. De hecho, los partidarios de Lully, utilizaban la palabra “barroco”, para condenar el estilo de Rameau.”

“Hay suficientes motivos para creer que Rameau no disfrutaba con su papel de heredero del cargo de Lully, solo siete de sus 28 óperas- en sus distintos géneros que requerían un detallada extensión-,son “tragédies en musique”, según el molde de Lully (una de ellas no se representó nunca) y realizó contribuciones a otros géneros de música teatral, no solo “opéras-ballet”, sino también “Pastorales héroiques” (pastorales heroicas) y “Comédies lyriques” (comedias líricas). Un ejemplo de estas últimas es “Platée” (Platea, de 1745),con poesía de Adrien Joseph Le Valois d´Orville, basada en una obra teatral de Jacques Autreau, que debe mucho a la tradición de las ferias. La partitura, juega con los límites entre el humor y el “pathos”, creando para la ninfa “Platée”, una retórica clásica exagerada que subraya la ridiculez inherente a la situación: era imposible que la criatura de los pantanos- cantada por Pierre de Jélyotte, famoso por sus papeles de protagonistas serios- pudiese ser objeto del deseo de “Júpiter”. A pesar de su estilo compositivo innovador y del talento cómico desplegado en obras como “Platée” Rameau se vio obligado a defenderse una vez más en 1754, cuando llegó a París una compañía italiana para representar “La serva padrona”,que arrasó en la ciudad.”

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