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Sara Ruíz, viola da gamba, “La Biblioteca Eleonore” de G.F. Telemann
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Un descubrimiento de una obra de G.F. Telemann, la “Biblioteca Eleonore”, en manos de la gambista Sara Ruíz, en el concierto del “II Ateneo Barroco”, en la Igrexa da Universidade-20´00h.-, una intérprete con formación junto a Itziar Atuxta y Pere Ros,, antes de continuar en Sevilla con Ventura Rico, para obtener el título superior. Realizó el post-grado con Lorenz Duftschmid, en la “Musikhocheschule Trossingen”. Entre 2004/8, continuó con Vittorio Ghielmi, en Lugano y en repertorio de cámara con el laudista Rolf Lislevand, además de curso de perfeccionamiento con Jordi Savall, Philippe Pierrot y Christopher Coin. Colabora frecuentemente con la “Amsterdam Baroque O.”, “Armonico Tributo”, “Al Ayre Español”, “La Grande Chapelle”, la “Neue Inssbrucker Hofkapelle”, “La Reverencia” o la “O. Barroca de Sevilla”. Como solista, interpretó el “Concierto para flauta de pico y viola da gamba”, de Telemann, con “La Cetra Barockorquester Basel” y ganó, en 2006, el tercer premio por la mejor interpretación de la obra de C.F. Abel, en la convocatoria del concurso “Bach- Abel, convocado en Köthen, con un jurado presidido por W.Kuijken, Paolo Pandolfo y Marianne Müller. Su primer trabajo como solista, fue “La voix de la viole”, grabado con “La Bellemont”, para “Diapason” y en agenda, están las suites para gamba de François Couperin, con otras fantasías de Telemann. “Plaisir sacré”, dedicado a los “Petits motets”, de Couperin, fue “Premio Gema”. Forma parte del consorcio europeo “Violanet”, compartido con V.Ghelmi, Mieneke van der Velden Marianne Müller y Bettina Hoffmann. Dispone de una viola da gamba original de principios del XVIII.
Un salto al pasado por esa Biblioteca de Eleonore, en la que descubriremos una serie de fantasías, cuidadosamente conservadas por la poetisa Eleonore von Münster (1734/94), una puesta al día del amplísimo repertorio del músico y que curiosamente, estas piezas se consideraban perdidas. Los fondos, se transfirieron al Archivo Estatal de la Baja Sajonia, en el año 2000 y allí permanecieron hasta que en 2015, fueron puestos a disposición de los profesionales. Eleonore von Münster, fue la típica dama acostumbrada a los círculos ilustrados. Fue precisamente fuente de inspiración para creadores que cultivaron las esencias del espíritu galante. En Telemann, no faltaban afinidades con el quehacer bachiano, pero manifestándose con distintos fines: no se trataba de exaltar la técnica contrapuntística o del arte del “cantábile”, entendido como progresión constante sobre una célula melódica, sino de ambientar “sentimentalmente” las obras. Los nuevos estímulos expresivos, se acumulan, y lo que para Bach constituía una excepción, en Telemann se convierte en la regla; es frecuente el empleo de acotaciones expresivas: “affetuoso”, “soave”, “dolce”, mientras en las dinámicas se observan los nuevos calificativos de “goût”.
Telemann combina el uso de líneas melódicas, típicas del lenguaje barroco alemán, con una escritura más idiomática, resulta por el uso de dobles cuerdas, arpegios y diversos discursos polifónicos y de disposición de acordes, ajenos a otros compositores. Para la gambista Sara Ruíz, lo que más llamó su atención, al leer la música por primera vez fue la cantidad de referencias musicales observables de autores distintos y de épocas diferentes, además de tradiciones ajenas al entorno alemán. Son un ejemplo de cómo la influencia de los detalles italianizantes y afrancesados, dejan argumentos en el repertorio de la viola da gamba alemana, sin dañar la creación personal del estilo reconocible en nuestro autor. Ideas perceptibles en movimientos concretos, en el “Grave”, de la Fantasía nº 8”, a imagen de los de A. Corelli; el Allegro”, de la “Fantasía nº 1”, con afinidades francesas, además de escucharse en la “Fantasía nº 7”, una polifonía implícita que nos lleva al J.S.Bach, de las “sonatas” y “partitas”. Dentro de la proyección cara al futuro, resulta fácil equiparar los “minuetos” de las “Fantasías, 1, 3 y 9”, con los elementos cercanos de Karl Friedrich Abel o los reconocibles diseños de los que era dueño y señor, el”Empfindsamer Stil”, del que Karl Philippe Emmanuel Brach, dará excelentes noticias. Estamos ante una generación de músicos que no podrán evitar imbricarse en las evoluciones compartidas.
Los elementos formales de estas obras camerísticas, serán usados libremente y las formas genuinamente barrocas (fuga, contrapunto imitativo), alternar prescriptivamente con las propias del estilo galante, En lo relativo a la ornamentación, aparece la escasez de adornos escritos en la partitura, que la incita a que sea tratada por el intérprete a su libertad confiada. El uso de los “calderones” sugiere prolongar las cadencias como pasajes improvisados, para mayor enjundia, y en los movimientos lentos de estilo italiano, con sus repeticiones explícitamente señaladas, se permiten oportunidades para que el gambista despliegue la potencial imaginación, como necesario protagonista, durante secciones completas. Para las piezas de la “Biblioteca de Eleonore”, estaremos ante un microcosmos reducido, que se manifiesta en las doce tonalidades diferentes, lo que concede un color y una atmósfera propia, a cada una de ellas, y con resultar un ciclo unitario, nos quedamos con doce historias distintas, breves y atractivas, con personalidad claramente delimitada.
La música de G.F.Telemann, valdrá como el ideario de la naciente burguesía ilustrada, atenta a los valores de la cultura en toda su dimensión, que ya no dependía de las obligaciones cortesanas de la aristocracia. Es el caso de obra tan paradigmática como las famosas piezas de la “Musique de table”, preparadas para su imprescindible edición, en Hamburgo en 1733, y que no tuvo que recurrir a las urgencias de un mecenas, ni siquiera al beneficio de un editor, sino que resultó una iniciativa propia, en una presentación cuidada y lujosa, en la materia prima de las planchas y que consiguió agotar la edición, cubriendo los temibles gastos.