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Isabella Leonarda : ”Salmos y motetes”en el “IV Ateneo Barroco”

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Concierto inaugural del “IV Ateneo Barroco”- Paraninfo da Universidade, mañana 20´30 h.-, con el grupo “Quinta Essençia” y el protagonismo destacado de la soprano Roberta Invernizzi bajo la dirección del arpista Manuel Vilas, en sesión conmemorativa dedicada a Isabella Leonarda, perteneciente a una noble familia y alumna posible de Gasparo Casati, m.c. de la Catedral de Novara. En el programa, el “Salmi concertante Op. XIX- “Confitebor”- a quattro voci” y “Laudate Dominum”- a quattro voci-, además de una serie de “Motteti”, desde “Ad te festino” a “Gloria in excelesis Deo”. Roberta Invernizzi, que vuelve al certamen, cuenta con larga experiencia en óperas barrocas desde “La Resurrezione” a “Amadigi”, “Statira”-Cavalli-, “Il ritorno d´Ulisse in patria”, tras colaborar con directores de élite desde Ivor Bolton, a G.Antonini, C.Abbado, Ton Koopman, G.Leondhardt, F.Brüggen o J. Savall. Recibió galardones como “Diapason d´Or”, “Choc du Monde de la Music” o el “Grammophon Award” y el “MIDEM Classical Award”-

“Qvinta Essençia”, integrado por Élia Casanova- soprano-; Hugo Bolivar- alto-; Albert Riera- tenor y el bajo Pablo Acosta, está especializado en polifonía renacentista y con atención a la tradición hispana. Colabora con músicos instrumentales especializados, desde vihuela, arpas españolas y percusiones, manteniendo el vínculo entre la palabra y la música. Sus comienzos le llevan a la “ESMUC”, compartiendo labores con Lambert Climent, Lluís Villamajor y con el “IYAP Selected Promising Ensemble”. Su primer registro de 2019, lo dedicaron a madrigales de Luca Marenzio, compositor al que volverán junto a la “Capella de Ministrers”, para un programa titulado “Bataglia”.

Isabella Leonarda (1620-1704), se encuadra dentro del estilo de compositoras emergidas en el entorno de los conventos, como es el caso de Raffaella Alcontti- en Ferrara-; Lucia Quinciani o Caterina Assandra, Claudia Sessa, Bianca María Meda, repartidas por distintos conventos italianos, en los que también florecieron Mª Francesca Nascimbeni, en Pavía; Angiola Teresa Muratori Scannabecchi, en Bolonia, destacando en primacía conventos de Roma, Venecia, Bolonia o Lucca. Casos como el de Chiara Margherita Cozzolani, que representaba la figura de muchas damas patricias milanesas, que llegó a ser maestra de capilla, de uno de los coros del convento, quien compondría “Concerti sacri”, un conjunto de motetes influidos por el estilo lombardo, protagonizado por Gasparo Casati y dedicados a Mathias de Medici, secuencias musicalmente largas sobre textos intensamente expresivos en los afectos,.

Isabella Leonarda, había vivido en el Convento de Sta Úrsula de Novara, escribiendo obras de suma importancia a partir de 1670 que estrenó con el conjunto instrumental del mismo. Leonarda pertenecía a noble familia, le permitió estudiar, estimulada por una estimulante actitud ya desde sus primeros años, guardando una aproximación a una inspiración mística. Siempre mantuvo una actitud de cercanía con la sociedad de su tiempo, dedicando obras a personalidades de cierto abolengo. Ya en 1693, publicaría doce sonatas que son la más temprana colección de obras instrumentales publicadas por una mujer. Bastantes de las composiciones vocales, suelen acompañarse de dos violines y continuo, es decir un “Trio da Chiesa”, forma habitual del momento que le tocó vivir. Piezas dedicadas al exterior del templo, usará mucho el tenor y el bajo en las voces. Contrató ese tipo de voces, para algunas prácticas en el templo.

La orden de las ursulinas, a la que perteneció Leonarda, se especializó en la enseñanza, por lo que es posible que tuviera escuelas para chicos y chicas. La orden fue disuelta en la época napoleónica y parte de sus archivos fueron destruidos, perdiéndose en consecuencia un legado impagable de sus fondos, quedando sin respuesta inabarcables dudas sobre un fascinante mundo de esas órdenes religiosas. Mucha de las obras de su autoría, resulta dramática e instrumentalmente plena de expresión, como es el caso del Credo” de su “Misa prima Op.18”, construido por fragmentos cuyos tempos cambian según los contenidos del texto. En la partitura especifica el carácter de cada parte y también indica dinámicas, cosa curiosa en la época. Tras su muerte, será citada en los diccionarios biográficos de Fétis y Gerber (Garvey Jackson, 1991). Sus obras sacras no litúrgicas, se construyen sobre textos latinos muy emotivos y otros escritos por ella misma, en esa actitud cercana al misticismo.

En cuanto a las obras a cuatro voces, se aceptan que son las más convencionales, especialmente por su acompañamiento con órgano; las de tres voces son posiblemente más modernas, con notable similitud con las cantatas da camera, tanto en la forma como en el estilo melódico. Son frecuentes en sus piezas, el empleo de “ritornellos” instrumentales y refranes vocales. En el espacio dedicado a los motetes, con absoluta presencia en el recital preparado por Qvinta Essençia”, la voz solista está particularmente destinada a alternar fragmentos de arias de un lirismo especialmente sensual, acompañadas recitativos de intensa expresión dramática, un aspecto en el que Roberta Invernizzi, volverá a descubrirnos su dominios de tintes belcantistas.

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